Se celebra en torno a la festividad del Patrón de l'Alcora San Cristóbal (11 de julio).
Inicios del s. XX.- La Vila de l´Alcora, eminentemente agrícola, había terminado de realizar la siega y el complementario batre, poniendo punto final al anual ciclo del agro. Eran vísperas de la festividad de San Cristóbal, su patrón por excelencia. Algunas de sus principales vías públicas fueron engalanadas. Los vecinos muy afanados, estaban colgando sus respectivos “Ninots” en un entorno cordial y festero. Una celebración nacida en un mundo rural, poco costosa, pero muy participativa y popular. Meriendas en improvisadas terrazas en la calle, bailes típicos, y las interesantes partidas de naipes, completaban aquel programa de actos. Días previos los niños de la villa alcorina ya marcaban la cercana algarabía.
Durante el recién concluido junio, que tuvo solo media jornada lectiva, por las tardes corrían como locos hacia las eras del batre donde les esperaba el “trill”. Allí en aquellos ruedos de laboreo agrícola, donde las fajas de trigo (garbells), mediante un rudo sistema, eran tratadas para separar el grano, de la paja o tamo. Un hervidero de pequeñuelos se montaban sobre la tabla (trill), que no paraba de dar vueltas a modo de tío vivo. Los niños, con su peso, ayudaban a que las piedras de silex incrustadas en la parte inferior de la tabla fuesen más efectivas en la costosa selección.
Ropas viejas, la descrita paja, un poco de serrín y larga soga, eran útiles suficientes para la popular manufactura del ninot.
Un día completo de San Cristóbal, se componía de: paso del rio entorno al medio día, procesión por la tarde y un emotivo final en la iluminada noche con la quema de los Ninots.
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