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Murallas


Dec - Traiguera


La villa está orientada hacia el sur aprovechando la suave pendiente del montículo donde se asienta.

Por el mediodía, las calles y plazas aprovechan la inclinación del terreno, cortado bruscamente en su lado norte por un espolón donde se conservan restos de lienzos de muralla medieval y un portal que cierra el recinto amurallado.

Traiguera en el siglo VI-I, a.C., era una pequeña ciudad íbera de la Ilercavonia, de donde según cuenta la leyenda surgió el mítico Caudillo Mandomio, conocido más tarde como el “Viriato del Maestrazgo”, llamado así por haber reunido a las tribus ilercavonas contra el general romano Escipión. Acabada la resistencia, la villa se integró en el proceso de romanización de estas tierras y experimentó cierto auge, debido a su proximidad a la Vía Augusta. Se conserva de este periodo un “Dionisio” en bronce, restos de cerámica y algunos yacimientos sin explotar. En el siglo XIII, Jaime I conquistó estas tierras dominadas por los musulmanes, pasando a depender primero de la orden de los Hospitalarios y luego de la de Montesa (siglo XIV). Las tres convocatorias a Cortes del Reino de Valencia (1411, 1421 y 1429) reflejan la importancia de la villa, reforzada por el despegue económico del siglo XVI, basado en la agricultura y el comercio. La villa participó en importantes acontecimientos de ámbito nacional: guerra de Sucesión (siglo XVIII), contra la invasión francesa y en las tres guerras carlistas del siglo XIX. En octubre de 1648, tras la toma de Tortosa por los franceses, el Barón Seebach aseguraba al Conde de Oropesa que 2000 hombres de a pie y 1000 a caballo al mando del Barón de Marssi se habían preparado para atacar Vinaroz. De esta manera, Seebach organizaba la defensa de la frontera valenciana con Cataluña, desde San Mateo, capital del Maestrazgo de la Orden de Montesa. En 1649 se esperaba el golpe y el virrey de Valencia ordenaba un abastecimiento urgente de todas las plazas del límite septentrional valenciano. A propuesta del Marqués de Leganés se levantaron fortificaciones en las plazas de la frontera de Valencia con Cataluña desde Morella hasta Benicarló y Peñíscola pasando por Traiguera. La población de Traiguera se encuentra en la provincia de Castellón, en la comarca del Bajo Maestrazgo. La villa está orientada hacia el sur aprovechando la suave pendiente del montículo donde se asienta. Por el mediodía, las calles y plazas aprovechan la inclinación del terreno, cortado bruscamente en su lado norte por un espolón donde se conservan restos de lienzos de muralla medieval y un portal que cierra el recinto amurallado (siglos XIII-XIV). Traiguera contaba con un primer recinto amurallado medieval. Se conocen distintas órdenes de los maestres de Montesa, Fr. Pedro de Thous y Fr. Berenguer March en 1371, 1374 y 1375 y Fr. Romeu de Corbera en 1411, donde se especificaba el interés para reforzar las murallas y alzar los muros de la villa unos seis palmos más y unos ocho de grosor sobre los muros preexistentes. Posteriormente con objeto de proceder a la nueva fortificación de la frontera del Reino de Valencia con Cataluña, a partir de 1640, el rey solicitó a las villas y ciudades de todo el reino una contribución general para sufragar un nuevo recinto amurallado abaluartado para Traiguera. Fue al ingeniero Isasi a quien se le ordenó las tareas de fortificación de esta villa. En el archivo de Simancas se encuentran planos de esta fortificación. En uno de los planos puede observarse el trazado de la muralla medieval con sus ocho torres. Dos de ellas flanqueando la entrada en la parte de poniente. Para la nueva fortaleza solo se aprovecharon dos tramos del viejo recinto amurallado. La nueva fortificación que pretendía construirse era un infranqueable conjunto amurallado con un total de nueve baluartes, cinco de ellos en el polígono interior y cuatro aislados en el exterior. Con apariencia de estrella rodearía completamente la población de Traiguera. Del reconocimiento de los restos conservados es que la traza inicial del capitán Alexandre (1640) fue modificada casi completamente siguiendo el parecer del maestre de campo don Ventura de Tarragona y del ingeniero Francisco de Isasi. En algo más de un año se levantaron completamente cuatro bastiones, los correspondientes a los lados norte y oriental de la fortaleza, aquellos que, en caso de invasión, primero recibirían la ofensiva. La conservación del bastión nororiental permite deducir que la solución finalmente se decantó del lado del maestre de campo Tarragona, cuya delineación de este baluarte en el plano se corresponde con los restos conservados. Se conserva restos de ambos recintos amurallados. (C.Pérez-Olagüe)


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