Benicàssim posee vestigios de poblamientos en su término que nos remontan a la Edad de los Metales. Eneolíticos son los materiales aparecidos en la Comba, la Mola del Cigalero, perteneciendo a la Edad del Bronce los enterramientos de Fontallada y las capas inferiores de las ruinas del Castillo. Sus pobladores se instalaron en lugar más elevado que el actual fundando el caserío de Santa Águeda (agregado a Castellón).
En 1094, el Cid lo conquista a los musulmanes, quienes lo recuperan, siendo reconquistado definitivamente por Jaime I. El 29 de noviembre de 1242, Jaime I donó el Castillo de Montornés y las tierras a su escribano, Pedro Sanz, en compensación a su leal servicio en la reconquista.
Las baronías de Benicàssim y Montornés fueron durante muchos años objeto de donaciones, herencias o ventas entre los nobles de la zona. Esto lo sabemos por la larga lista de propietarios que poseían el lugar desde 1242 hasta 1603.
Anteriormente a la reconquista, el Castillo de Montornés constituyó uno de los más importantes feudos árabes. No tenemos fecha exacta de su construcción, pero manuscritos y documentos de la época nos muestran una intensa vida en el castillo en el año 1000, hasta que fue reconquistado. También se desconoce la fecha de su destrucción, pero se conoce que fue habitado hasta finales del siglo XV.
Durante la Edad Media, Benicàssim era una zona muy poco poblada ya que era un territorio muy castigado por los continuos ataques y saqueos de corsarios y berberiscos. Para intentar solucionar este problema de despoblación se otorgó la Carta Puebla en 1603, un documento en el que se consignan las normas generales a las que deben ajustarse los nuevos pobladores o los que fueran después a poblar: obligaciones, exenciones, privilegios, fueros, etc.
Tal medida no obtuvo los resultados esperados, y tan solo unos pocos pobladores se asentaron en la baronía. En este sentido, existen claros vestigios de cuatro núcleos pequeños de población, dos de ellos buscando el refugio de las montañas, uno en las tierras fértiles, muy cerca del actual casco urbano, y finalmente un pequeño núcleo marinero, frente a la Torre de Sant Vicent.
No fue hasta 1769 cuando el Ilustre d. Francisco Pérez Bayer tomó la decisión de fundar una iglesia en este lugar (La Iglesia Parroquial de Santo Tomás), impulsando así la constitución de Benicàssim como pueblo. Y aunque el progreso fue lento al inicio, poco a poco y en especial a partir de 1850, el crecimiento fue espectacular.
Durante el reinado de Alfonso XIII de Borbón en España, Benicàssim destacó por ser una de las poblaciones más pioneras en el sector turístico.
En 1887 se construyó la primera villa de verano. Su propietario, D. Joaquín Coloma, era el ingeniero jefe de las obras del ferrocarril. Este influyente personaje hizo que importantes familias de Valencia comenzaran a construirse sus residencias de verano en Benicàssim, ganándose así, a principios de siglo, el calificativo del Biarritz valenciano.
Desde la primera construcción hasta hoy, Benicàssim ha sufrido una gran transformación poniendo especial mimo en su tejido turístico, hasta el extremo de poseer una extensa y ambiciosa infraestructura turística que puede recibir a más de 100.000 turistas.
Medio Social
La economía de Benicàssim esta basada de manera muy importante en el sector turístico y en la vivienda de segunda y primera residencia, además de un sector servicios muy desarrollado.
Recorrido urbano
La calle Santo Tomás, es la calle principal de Benicàssim y la que más vida imprime al pueblo, debido a la multitud de establecimientos que alberga: cafeterías, bares, restaurantes, heladerías, perfumerías... En ella también se encuentra la Iglesia Parroquial (1769- 1776), de estilo neoclásico y dedicada a Santo Tomás de Villanueva, y frente a ella, la Fuente del Señor. En la zona del Desierto de las Palmas, se encuentra el Convento de los Carmelitas Descalzos ( s. XVIII) en cuyo Museo se exhiben objetos religiosos de valor histórico, libros, reliquias y los primitivos instrumentos con que los frailes iniciaron en 1896, la elaboración del famoso Licor Carmelitano. En el espolón se alzan los restos del Castillo de Montornés (s. X) y en el paseo marítimo, la antigua torre vigía de San Vicente (muy bien conservada). En la zona litoral conocida como Las Villas, destacan sus numerosas casas veraniegas y señoriales de finales del siglo XIX y principios del XX, jalonadas por el Paseo Marítimo y conservadas gracias a un Plan Especial de Protección. Se conoce como Las Villas a la zona litoral en que, a finales del siglo XIX y principios del XX, comenzaron a construirse numerosas residencias veraniegas, propiedad de familias de la burguesía valenciana y castellonense. La primera de ellas fue Villa Pilar, propiedad del constructor del ferrocarril, construida en 1887. A ella siguieron otras muchas, como Villa Victoria o Villa Elisa, actualmente propiedad del Ayuntamiento y sede de congresos y cursillos, fundamentalmente en verano.Otras de esas villas han sido transformadas en lujosos restaurantes, como Villa Dávalos, Villa Sofía o el Hotel Voramar o, en Biblioteca del Mar, como Villa Ana.
El gran auge que tomó Benicàssim a principios de siglo, le valió el calificativo del Biarritz de Levante. En pleno centro de Benicàssim, está la Plaza de los Dolores, el centro de reunión por excelencia en las noches de verano. En ella podemos encontrar diversidad de locales con la mejor música del momento. Ambiente joven.
Paisajes
En la geografía de Benicàssim destacan tres zonas: el casco urbano, la zona de las Villas y litoral y, el Desierto de Las Palmas . La zona de las Villas con sus numerosas residencias veraniegas de finales del siglo XIX y principios del XX, está dotada de una completa infraestructura turística : hoteles, restaurantes, campings, discotecas, bares y cafeterías, un centro de rehabilitación, albergue juvenil. La zona litoral se divide en cinco playas: Voramar, Almadraba, San Vicente, Els Terrers y Heliópolis, todas ellas de fina arena y suave pendiente, con numerosos servicios de vigilancia, limpieza, accesos públicos, duchas y animadores turísticos durante los meses de verano. Estas playas han recibido durante los ultimos años el distintivo de Bandera Azul. El Desierto de las Palmas declarado hoy Paraje Natural, ofrece una gran variedad de plantas aromáticas y especies arbóreas.