Tradicional volteo nocturno a mano de campanas y reparto de nueces, bacalao, pan y vino a los asistentes.
Tradición que se remonta a cuando los campaneros subían a la Torre sin apenas iluminación, abierto y expuesto a corrientes de aire y frío. Los campaneros tomaban vino para entrar en calor. Era típico tomar alimentos que produjesen sed, como las nueces y el bacalao acompañado de pan. Poco a poco fueron más los curiosos que se acercaban para ver el volteo nocturno, hasta el punto de realizar la Bacalá, fuera del recinto de la Torre.
Se celebra anualmente, el viernes previo al tercer domingo de septiembre, dentro de los actos programados de las Fiestas en Honor a la Divina Pastora.